Las intensas olas de calor, sequías y los ciclones registrados el año pasado especialmente en la cuenca de El Pacífico, se deberían considerar como una fuerte advertencia, señaló hoy en Ginebra el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, Petteri Taalas.
«La alarmante velocidad del cambio climático que ahora vemos como resultado de las emisiones de gases de efecto invernadero no tiene precedentes en la era moderna», insistió Taalas, que intervino con motivo del Día Mundial de la Meteorología, que cada año se conmemora el 23 de marzo. La tendencia al aumento y a la mayor intensidad de los desastres relacionados con el clima que se observó en 2015 continúa este año, con nuevos récords de temperatura máximas mensuales en enero y febrero. En 2015 la temperatura media global en superficie batió todos los récords anteriores por un margen amplio, con valores de aproximadamente 0,76°C por encima de la media del período comprendido entre 1961 y 1990, debido a un intenso episodio de El Niño y al calentamiento global provocado por las actividades humanas. Dado que el 93% del exceso de calor queda atrapado en los océanos, el contenido calorífico de de éstas áreas hasta una profundidad de 2.000 metros también alcanzó un nuevo nivel máximo. En enero y febrero de 2016 se establecieron aún más récords de temperaturas máximas mensuales, y el calor fue particularmente intenso en latitudes muy septentrionales. La extensión de los hielos marinos en el Ártico alcanzó su nivel más reducido registrado por satélite en ambos meses, de acuerdo con la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) y la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera (NOAA) de Estados Unidos de América. Las concentraciones de gases de efecto invernadero cruzaron el simbólico e importante umbral de 400 partes por millón, señaló hoy la OMM en su informe más reciente. “Las temperaturas sorprendentemente elevadas que se han registrado hasta ahora en 2016 han causado conmoción en la comunidad científica del clima”, observó David Carlson, Director del Programa Mundial de Investigaciones Climáticas, copatrocinado por la OMM. En la actualidad la temperatura de la Tierra es 1°C más alta que a comienzos del siglo XX. Estamos a mitad de camino del umbral crítico de 2°C. Es posible que los planes nacionales sobre el cambio climático que se han instrumentado hasta ahora no sean suficientes para evitar un aumento de la temperatura de 3°C; sin embargo, podemos evitar los casos menos favorables mediante la adopción de medidas urgentes y de amplio alcance destinadas a reducir las emisiones de dióxido de carbono”, dijo el señor Taalas.
Temperaturas elevadas
En muchos países hubo olas de calor intensas. Las más devastadoras en cuanto a efectos sobre la población se refiere se registraron en India y Pakistán. El continente asiático tuvo el año más cálido del que se tenga constancia, al igual que América del Sur. Las zonas occidental y central de Europa padecieron olas de calor excepcionalmente prolongadas, y la temperatura superó o alcanzó los 40°C en varias regiones. Se superaron varios récords de temperatura: 40,3°C (Alemania), 42,6°C (España) y 36,7°C (Reino Unido). El Noroeste de Estados Unidos y el Oeste de Canadá se vieron afectados por una temporada de incendios forestales sin precedentes, durante la cual más de 2 millones de hectáreas quedaron devastadas en el verano solo en Alaska.
Lluvias intensas
En 2015 la precipitación a escala mundial se acercó a la media a largo plazo. No obstante, dentro de esta cifra general, hubo muchos casos de precipitaciones extremas en los cuales los totales de 24 horas superaron la media mensual habitual. Por ejemplo, en África, Malawi se vio afectada en enero por la peor inundación de su historia. Durante una activa estación de monzones en el Oeste de África, se registraron valores estacionales totales de lluvia fuera de lo normal. En la costa occidental de Libia cayeron más de 90 milímetros de lluvia en 24 horas en septiembre, en comparación con la media mensual de 8 mm. En Marrakech (Marruecos), cayeron 35,9 mm de lluvia en una hora en agosto, un nivel más de 13 veces superior a la precipitación media mensual. Debido al intenso episodio de El Niño, el año 2015 fue lluvioso en muchas zonas subtropicales de América del Sur (entre ellas, Perú, el Norte de Chile, Bolivia, Paraguay, el Sur de Brasil y el Norte de Argentina) y en algunas zonas del Sur de Estados Unidos y el Norte de México.
Sequías
Graves sequías afectaron el Sur de África. La temporada 2014/2015 fue la más seca desde 1932/1933 y perjudicó enormemente a la producción agrícola y la seguridad alimentaria. Las sequías provocadas por el episodio de El Niño agravaron los incendios forestales en Indonesia, los cuales afectaron la calidad del aire tanto en este país como en países vecinos. La región septentrional de América del Sur sufrió una sequía grave que abarcó el Noreste de Brasil, Colombia y Venezuela, y perjudicó a los sectores agrícola, hídrico y energético. Algunos sectores del Caribe y América Central también se vieron gravemente afectados.
Ciclones tropicales
En términos globales, el número de tormentas tropicales, ciclones y tifones se acercó a la media, pero se registraron algunos fenómenos poco comunes. El 13 de marzo de 2015, el ciclón tropical Pam tocó tierra en Vanuatu como un ciclón de categoría 5 y causó una devastación generalizada. El huracán Patricia azotó México el 20 de octubre y se convirtió en el huracán más potente del que se tienen datos en la cuenca del Atlántico y en la cuenca oriental del Pacífico Norte, con velocidades máximas de viento sostenido de 346 km por hora. Un ciclón tropical sumamente atípico, Chapala, tocó tierra en Yemen a comienzos de noviembre y provocó inundaciones considerables. Inmediatamente después, la misma zona se vio afectada por el ciclón Megh.
Fuente: Organización Meteorológica Mundial
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