Una corriente de viento solar llegó a nuestro planeta desde el pasado primero de marzo, lo cual ha producido una tormenta geomagnética que incluso logró alcanzar una intensidad moderada, conocida como «G2». El viento solar se mantuvo elevado por encima de 700 km/s lo cual contribuyó a prolongar dicha perturbación geomagnética.
Afortunadamente el principal efecto que ha dejado esta alteración de la magnetósfera terrestre ha sido la formación de espectaculares auroras en las altas latitudes que gracias a los observadores y cazadores de éste vistoso fenómeno podemos apreciarlas:
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