Según un estudio reciente el meteorito que estremeció la ciudad rusa de Cheliábinsk en febrero de este año pudo ser un fragmento de un asteroide que fue detectado hace dos años y que representa una amenaza para la Tierra.
Valiéndose de herramientas estadísticas y simulaciones por ordenador, los investigadores Carlos y Raúl de la Fuente, de la Universidad Complutense de Madrid, llegaron a la conclusión de que el fragmento de 10.000 toneladas de roca espacial que cayó en Cheliábinsk a principios de este año pudieron provenir del asteroide 2011 EO40, de 200 metros de largo, que fue detectado hace dos años y que los científicos calificaron como «potencialmente peligroso». Los hermanos de la Fuente llegaron a la conclusión de que del asteroide podrían desprenderse fragmentos similares como el que alcanzó Cheliábinsk. Aunque más fragmentos con la misma firma orbital pueden entrar en nuestro planeta, los autores del estudio creen no hay motivo para preocuparse, ya que la atracción gravitatoria de los planetas podría afectar a la trayectoria de cada asteroide. Los detalles de la investigación serán publicados en la revista ‘Royal Astronomical Society’, pero un avance ya ha sido publicado por la revista ‘Nature’.
Recordemos que el 15 de febrero 2013 un bólido cayó en Cheliábinsk, en Rusia central, provocando una fuerte onda expansiva que destruyó cristales de edificios y dejó más de mil heridos. La caída del meteorito generó la sospecha de que el objeto podría haberse desprendido del asteroide 2012 DA14 que ese día se acercó a nuestro planeta. Sin embargo, esta hipótesis se descartó inmediatamente por parte de la NASA. Así mismo, días atrás, en un nuevo estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters por el ingeniero aeroespacial y geofísico Simon R. Proud de la Universidad de Copenhagen, reveló una fotografía hasta ahora desconocida, tomada desde el espacio del meteorito que colisionó con la ciudad rusa de Cheliábinsk.
En su investigación Proud propone utilizar satélites geoestacionarios para ayudar a monitorear los futuros impactos y otros pequeños objetos que entran a la atmósfera terrestre, y para demostrar que funcionaban, rastreó las imágenes hasta ahora desconocidas del impacto en Rusia por medio de los satélites Meteosat Second Generation (MSG), los cuales toman una fotografía de la Tierra cada 15 minutos.
Fuentes: RT Actualidad, La Tercera
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