La presión origina el viento, o lo que es lo mismo, la circulación de las masas de aire. Tanto en superficie como en altura cuando el aire permanece en un sitio bastante tiempo, sometido a unas determinadas condiciones, adquiere una temperatura y una humedad que lo hacen diferente al de otras zonas y podemos considerarlo como una «masa de aire» con características propias. Esta masa de aire puede extenderse sobre cientos o sobre miles de kilómetros. Sobre los polos y el ecuador se forman masas con características muy definidas. La polar, fría y con altas presiones y la ecuatorial, sobre el mar, cálida y húmeda. Sobre la Tierra se forman 4 células de circulación entre zonas más cálidas y menos cálidas. En el hemisferio Norte las dos células formadas dan lugar a los vientos Alisios y a los del Oeste. La existencia de diferentes presiones en los lugares ocupados por unas masas respecto a otras hace que el aire se ponga en movimiento: se origina el viento
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